Reportaje a Gabriel Fernández. (06-02-2007) Medio: Radio “EL Arka” (100.1 mhz.) S.C. de Bariloche Periodista: Adrián Moyano (Publicado luego en el Diario “El Cordillerano”     Introducción:   El músico se da el gusto de tocar según el dictado de sus ganas. Difícil de encasillar, en el espectáculo conviven “Poesías hechas canción” como momentos de música experimental. En sus manos, una copa de cristal puede convertirse en un instrumento. Antes de recalar en Bariloche, Gabriel Fernández supo hacer música para obras teatrales en Buenos Aires. De hecho aquí, recreó esa costumbre al aportar su visión sonora para “Fábulas en pantuflas”, una exitosa pieza que se cansó de llenar salas. Pero el músico tenía ganas de abarcar más, de poner en consideración un todo. Hoy sacará la edificación que demandó esa totalidad en La Placita, un sitio de Melipal, con entrada libre y gratuita.   Periodista: ¿Cómo se llama este concierto y cual es la propuesta? Gabriel: Es espectáculo se llama “Mareas” y la propuesta es sacar todo lo que hago, porque siempre quedaba algo afuera. Si tocaba la guitarra quedaba el piano afuera, si tocaba la percusión igual algo quedaba afuera… Entonces acá pude mezclar todo: guitarra electroacústica, teclados, djembé y también estoy cantando.   P: ¿en que se basa el repertorio? G: en poesía hecha canción pero también, hay un poco de experimentación e improvisación en vivo.   P: en materia de instrumentos, llama la atención que desplaces un arco de violín sobre una copa ¿cómo es ese sonido? G: hay que escucharlo, no siempre suena igual. Eso es lo más interesante: buscar nuevos sonidos y tocar instrumentos de otras maneras…porque lo que había no alcanzaba (risas) P: ¿cuál fue la forma de preparación de “Mareas”? G: Mareas demandó una preparación que se prolongó en el tiempo. El año pasado no toqué nada en vivo, al anterior sí. Justamente había presentado en el C.E.C (centro de encuentros culturales) un espectáculo musical que se llamaba “Diario de mí”. En ese mismo momento esta saliendo al público la obra de Presupuesto Zero, “Fábulas en Pantuflas”. Yo hice la música. Eso fue todo lo que hice ese año en cuanto a lo artístico y durante todo el año pasado estuve armando este espectáculo, componiendo, buscando. Que salgan las cosas lleva tiempo de contemplación. P: ¿Cómo se conforma ésta propuesta? G: de temas propios, composiciones… el espectáculo en sí está basado en el concepto de lo que sucede con las mareas y la atracción lunar: los vaivenes, las idas y venidas, el estado de reposo, el movimiento, el tránsito, la contemplación, como dice el texto del afiche: la salinidad del aire, alma y agua…de todo un poco. El texto salió cuando esta armando el espectáculo y le dí un poquito más de forma a ver si se entendía de que se trataba este concepto. No sé si lo logré (risas)   P: se torna evidente que para arribar a “Mareas”, hizo falta bucear… G: si, hay mucho de introspección. Por eso hay mucho trabajo en cuanto a la búsqueda de sonidos internos. Muchas a veces a uno le hablan del mar y ve, se imagina el paisaje. En este caso, yo lo traduzco a la música, tratando de que todo ese paisaje sea sonoro. Las ideas que uno va planteando en las letras de las canciones también. Así que si, el trabajo es bastante para adentro. Por suerte, ahora está saliendo para el afuera.   P: resulta claro que es difícil de encasillar a Mareas… G: la única forma que encontré de clasificarlo o calificarlo, es ciertamente esto: Poesía hecha canción y en todo caso, música experimental en algún sentido. Pero tampoco es una sola cosa. Me da un poco de temor decir que hay música experimental, porque se creen que todo el tiempo van a ver eso. Si digo que es canción, también se piensa que está solo ese costado. En realidad, hay un poco de todo. Es un todo justamente. Es lo que trato de plasmar en los conciertos.   P: en ese bucear, ¿Cuál fue la tarea más ardua? G: el laburo más grande de todo esto, más allá de la composición, los sonidos, los instrumentos, fue permitirlo. Habérmelo permitido yo como músico. Siempre me sentía en falta al decir: “estoy tocando la viola, ¿como voy a salir a cantar con djembé solo?…¿cómo voy a tocar el arco y la copa?, ¿cómo voy a estar cantando una canción pero tocando una chacarera? Bueno, ahora toco lo que tengo ganas de tocar porque en definitiva, soy eso. Es como decir “acá estamos, esto es lo que hay, vamos a sacarlo”. Además es un placer, hay una suerte de completad (sic) a la hora de tocar. Lo que te decía al principio: pucha! estoy tocando la viola pero quiero también tocar el piano… esto llevó a una conjunción de cosas, hay momentos en el que en el mismo tema están sonando varios instrumentos a la vez o por partes. Ese es el placer mayor de todo este concierto…