Mi visión sobre la música: La música no esta allí, no está ahí, no está en un instrumento musical, está por sobre todas las cosas dentro nuestro y al mismo tiempo en cualquier objeto. Solo hace falta pensar en ese objeto como si fuera un objeto musical. Encontrar la musicalidad de cada objeto, objetivizar la música. Encontrar y no hablo de “buscar”, la musicalidad de los hechos que habitan dentro nuestro. La música es un sistema complejo, no por los inventos modernos de los sistemas de lecto-escritura musical o las reglas de armonia. Cada música es tan compleja como el ser que la recrea, intuyendo cada proceso interior y traduciéndolo en sonidos y silencios. El valor del silencio es tan grande como el valor del sonido. Nuestros actos son tan importantes como nuestra pasividad. He ahí este paralelismo. La música no está en la superficie, habita en lo invisible. Es mi labor hacer visible lo invisible. Hacer materia lo inmaterial. Por ello, no importa el instrumento que se ejecuta. ¿Yo multi-instrumentista? No, yo multi-caminador, multi-transitador de los múltiples tránsitos de vida. Allí encontrarás los resultados multi-instrumentales, multi-estilos, multi-silencios, multi-broncas, multi-rabias, multi-amores, multi-sentidos de mi multi-música. Abrevar del propio alma, no de ajenos conceptos de lo que parece ser el mundo, más precisamente el universo que habitamos. Cada segundo de nuestra vida no existe en comparación con las sumas de todos los tiempos de la creación. Nuestra vida es un segundo en la historia de la humanidad, pero manejarnos humanamente en un mundo inhumano, forjará un segundo eterno, solo porque no abunda este acto. Y no actuar como representación, digo actuar como sinónimo de accionar. Buscar, pero mejor empezar a encontrar, las múltiples vidas que nos habitan en esta misma vida. Los múltiples sonidos de las múltiples sensaciones. No escoger las múltiples formas que nos aconsejan para realizar las cosas, porque esas apócrifas multiformas, en lo profundo son una sola forma. ¡Cuántas formas existirían como formas musicales si cada ser humano tocara su música interior! Múltiples formas, como multiplicidad de hombres y mujeres y niños y ancianos hay en el mundo. Y sobre todo permanecer atento a uno mismo. No des-atender el alma y nuestro “bajo la piel”. ¡Cuántos géneros musicales cutáneos nos bombardean por día! ¡cuántos inmúltiples formas prentenden dominar nuestra riqueza espiritual! Y cuántos creen que todo esto es verdad! Mi refugio: la música, mi música, mi cuerpo como frontera, para que el interior esté presente en mi memoria. Abarcarlo todo! Abarcar mi intelecto, mis sentidos y que nada los profane. Esto, es en lo que creo. Gabriel Fernández